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Elucubraciones sobre Mbappé, Dembélé, Haaland y Jovic

Desvela Javier Bordas, en una entrevista a Mundo Deportivo, que el Barça «pudo haber fichado a Mbappé por 100 millones» poco después de que el PSG pagara los 222 de la cláusula de Neymar y que, sin embargo, el director deportivo de entonces en el conjunto culé, Robert Fernández, con el beneplácito de Pep Segura, ‘prefirieron’ pagar 105 por Dembélé al ser un futbolista más extremo que finalizador, como podría parecer que es Kylian.

A toro pasado, concretamente tres años después, puede parecer que la pifia es más monumental que el estadio de River. El rendimiento, las prestaciones y las sensaciones que han dejado ambos franceses han seguido caminos bien distintos. Lo que prometía Mbappé tras su irrupción en el Mónaco se ha cumplido en el PSG; lo que prometía Dembélé en el Borussia Dortmund no ha alcanzado ni una cuarta parte de lo esperado en el Barça.

Saltar a la yugular de quienes por entonces carecieron de ojo clínico para apostar por Ousmane en lugar de Kylian es un ejercicio lógico, pero en el mundo del fútbol existen tantas variantes que realmente convierten en absurdo ese ataque. ¿Saben cuántas veces se lesionó Dembélé en el Rennes? Cero. ¿Saben cuántas jornadas se perdió por lesión Ousmane en el Dortmund? Una. En cambio, en el Camp Nou, ha caído en desgracia y jamás ha podido disfrutar de esa continuidad y regularidad que, probablemente, le hubiese permitido proyectar sobre el terreno de juego esas facultades por las que se abonaron los tres dígitos.

Por su parte Mbappé ha tenido mejor suerte con las lesiones. Cierto es que ha tenido alguna de cierta gravedad, pero ninguna que le haya impedido seguir dando rienda suelta a su talento ni que le haya tenido meses y meses alejado del verde. ¿Y si Mbappé hubiese fichado por el Barça y le hubiese pasado como a Dembélé? ¿Y si Dembélé estuviese rompiéndola en el PSG, en el BVB o donde quisiera que hubiese terminado? ¿Quién sería el crack? ¿Quién se hubiese equivocado?

Es una reflexión que al arriba firmante le viene a menudo cuando, por ejemplo, se habla también de cómo el Barcelona dejó escapar a Haaland por 20 millones cuando se hinchaba a goles en el Salzburgo. ¿De verdad alguien cree que con Luis Suárez por entonces inamovible de cualquier once, el Barça le hubiese dado bola a un delantero noruego procedente de la liga austriaca? Haaland hizo bien marchándose a la Bundesliga, siguiendo el proceso de crecimiento y aprendizaje que hoy le permite disfrutar de estatus de estrella, de crack del futuro y de goleador preciado por los gigantes continentales.

Lo mismo con Jovic. Un delanterazo que se salió en el mismo campeonato en el que ahora lo hace Haaland, por el que media Europa suspiraba y por el que el Real Madrid pagó 60 millones de euros. Un tremendo acierto a priori que las suplencias, la escasez de minutos por parte de Zidane y, en definitiva, la nula confianza en el serbio, han convertido en bluff. 27 goles con el Eintracht transformados en ostracismo en el Bernabéu. ¿Y si Jovic no hubiese tenido delante a Benzema? ¿Y si Luka hubiese terminado en el Bayern? ¿Y si al delantero le hubiesen dado la oportunidad que merece un fichaje como el suyo ―joven y goleador― en lugar de relegarlo a un tercer plano? Pues que seguramente estaríamos hablando del fichaje del siglo.

Son únicamente hipótesis, elucubraciones sobre lo fácil que es señalar en retrospectiva pero lo difícil que es atinar tanto para los clubes como para los futbolistas. ¿Qué sería de Dembélé sin las lesiones? ¿Y si Mbappé en el Real Madrid de hace dos temporadas le hubiese pasado lo que a Jovic? ¿Y si Haaland hubiese acabado de blaugrana con el mismo protagonismo que Braithwaite? En fin, es algo que nunca sabremos, pero que pone de relieve los mil y uno factores que intervienen a la hora de triunfar o fracasar, esa fina línea que deciden ciertos detalles, y que muchos, con el gatillo a punto, no se cansan de repetir tantas veces sea necesario.

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