El 21 de diciembre de 2006 me preguntaba si Marcelo, Higuaín y Gago triunfarían en el Real Madrid. En uno de mis primeros posts en NdF—concretamente el tercero— exponía mis argumentos acerca de la idoneidad de gastarse 40 millones de euros en tres futbolistas con más futuro que presente. Por entonces, el banquillo lo poseía Fabio Capello y la presidencia, Ramón Calderón. Pedja Mijatovic era el encargado de confeccionar una plantilla que cojeaba y que veía en la llegada de los tres sudamericanos posibilidades de mejora. Higuaín y Marcelo llegaban a Chamartín con la mayoría de edad bajo el brazo y Gago, con 20 primaveras. Los tres, sin embargo, lo hacían con más dudas que certezas, aunque el último, por la comparación con Redondo o Guardiola, era el que más expectativas había levantado.
Hoy, casi siete años después, a la pregunta de 2006 se puede contestar con todos los argumentos que ha dado el paso del tiempo. Marcelo sigue formando parte del primer equipo blanco, ganándose con toda justicia la titularidad en el flanco izquierdo de la defensa siempre y cuando las lesiones le han respetado. La presencia de Coentrao, sobre todo en la última temporada en la que ha convivido con los partes médicos, le hizo perder cierto protagonismo, pero se puede decir que los cerca de seis millones que costó su fichaje no han sido en vano. Obviamente no es Roberto Carlos, como se nos vendió en aquella época después de haberle marcado un golazo con la selección brasileña a Gales, pero desde su salida de Flumínense no ha hecho sino crecer y mantenerse con asiduidad en los proyectos madridistas.
En cambio, Fernando Gago, en quien más esperanzas se habían depositado, no ha logrado asentarse en ninguno de los múltiples destinos que le ha deparado el fútbol. Ni en el Real Madrid, al que perteneció durante cinco temporadas y en la que acabó cedido a la Roma; ni en el Valencia, que hizo lo propio el curso pasado con Vélez. El fichaje más caro de esa terna de desconocidos que vinieron en 2006 no ha logrado lo que su fútbol prometía en el inicio de carrera, demostrando que los 20 kilos que costó contratarle no han sido amortizados. Con 27 años, este fino ‘5’ que se ha quedado a camino de todo, regresa a Boca tras desvincularse del conjunto ché y lo hace con vítores de crack, como los que trajo consigo a su llegada el Bernabéu. De los tres, el menos rentable en lo económico y el menos efectivo sobre el verde.
El que sí puede presumir de haber dejado huella, más para bien que para mal, es Higuaín. El Pipita puede decirse, transcurridos los años, que fue una ganga. Llegó por 13 millones de euros y este verano se ha marchado al Nápoles por 37. Pero no sólo eso. Si se ha revalorizado tanto ha sido porque se lo ha ganado sobre el rectángulo de juego, en el que ha sobrevivido como un luchador a pesar de la llegada de jugadores como Benzema, fichados para añadir mordiente a la vanguardia madridista. Se marcha por la puerta de atrás, dejando las arcas llenas, pero con la sensación de no habérsele reconocido su trabajo en la casa blanca. 121 goles y seis títulos después, se puede decir que ha triunfado en el Real Madrid. Otra cosa es lo que opinen sus detractores, pero las cifras y su incidencia en los títulos cosechados hablan por sí solas.