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Cinco jugadores que tendrían que haber estado más tiempo en el Madrid

A lo largo de los años pueden pasar por un club muchos perfiles de futbolistas: el que rinde por varias temporadas, el que no funciona desde el principio, el que ni fu ni fa, el que brilla en un equipo pequeño y dura dos telediarios antes de que venga un grande… Y también está ese jugador importante en un club de los que pelean por todo y que se marcha cuando está en el mejor momento.

En el Real Madrid ha habido algunos ejemplos de este último caso. Es fácil hablar a toro pasado, claro, pero no hay mejor perspectiva que la del tiempo, y en cualquier caso, en su momento ya se lamentó la marcha de la mayoría de ellos, si no todos. Pero por unas razones u otras, todos salieron del Bernabéu cuando aún tenían mucho por dar. Obviamos a Cristiano Ronaldo, que estaría en la primera categoría de los que rindieron por muchos años y que, aunque aún le quedaban goles por marcar, se consideró que su etapa como madridista estaba terminada.

Clarence Seedorf

Seedorf era uno de los jugadores más jóvenes de una generación, la del Ajax de Van Gaal, que ya tenía de por sí la juventud por bandera. Después de la Liga de Campeones ganada en 1995, fue también de los primeros en irse: en su caso al duro Calcio de los noventa con solo 19 años para vestir la camiseta blucerchiati de la Sampdoria. Tal fue su desempeño en Italia que Capello, ojo avizor desde Milán, quedó prendado de su juego y se lo llevó con él a Madrid cuando fichó por el equipo blanco.

En Chamartín rindió desde el principio formando un fantástico centro del campo con Redondo, más atrás el argentino y un poco más ofensivo el holandés. El primer año ganaron la liga, y al siguiente recuperaron la Champions 32 años después. Pero en 1999 llegaron los problemas: Seedorf declaró hace algunos años, a través de su cuenta de Instagram, que salió del Madrid en aquel mercado de invierno debido a que hacían falta ingresos en el club, pero en su momento, el futbolista holandés estaba descontento con su situación en el club, ya que Toshack, técnico entonces, solía dejarlo en el banquillo y cuando jugaba no lo hacía en la posición que a él le gustaba.

Clubes como el Manchester United o la Roma (entrenada por Capello) se interesaron por él, pero la llamada de Lippi para llevárselo al Inter hizo que se decantase por el club nerazzurro: le prometió ubicarlo de mediapunta, como él quería, por detrás de Ronaldo y Vieri, nada menos. Pero el Inter no vivía buenos momentos, y Lippi fue destituido poco después. Seedorf rindió bien en sus dos años y medio años en el Meazza, pero el club lo intercambió de forma surrealista por Coco con el Milan, y en el centro del campo rossonero se convirtió en leyenda del cuadro lombardo.

Sin duda, el holandés podría haber dado muchos años más de fútbol en el Real Madrid: habría sido un espectáculo verlo con los Zidane, Figo y compañía.

Ángel Di María

Tras ganar la Décima, el Madrid hizo dos movimientos importantes en su plantilla: Xabi Alonso se marchó al Bayern y en su lugar llegó Kroos, que hizo el camino inverso. Por su parte, Di María fichó por el United y lo sustituyó James tras un extraordinario Mundial de Brasil. Se puede decir que el primer cambio fue todo un éxito, ya que Xabi, que había dejado grandes años en el Bernabéu, ya contaba 33 años, mientras que el centrocampista alemán tenía por delante toda una carrera plagada de éxitos como madridista. Pero el segundo cambio no fue tan afortunado.

El colombiano tuvo una muy buena primera temporada con Ancelotti en el banquillo, y las dos siguientes rindió bien sin llegar al nivel de aquella. Pero no llegó a tener la importancia del Fideo en el Madrid de Mourinho y en la primera de Ancelotti. En esta última, tras la llegada de Bale, dejó su sitio en la banda para centrar su posición y formar el centro del campo junto a Xabi Alonso y Modric, lo que fue todo un éxito. Con ello, Di María sumó versatilidad y visión de juego a su ya consabida velocidad, regate y capacidad de marcar goles y dar asistencias.

Pero tras algunos roces con la afición, con aquel “simplemente me acomodé”, la mareante oferta del United y la intención de Florentino Pérez de firmar a la estrella del Mundial de 2014 (en el que Di María también brilló con Argentina alcanzando la final, que él no pudo disputar), finalmente llegó a Old Trafford con 26 años, donde sorprendentemente nunca encontró su lugar en un momento complicado para los red devils, que vivían la etapa pos-Ferguson. Tras solo un año en la Premier fichó por el PSG, donde recuperó su mejor nivel.

No me cabe la menor duda de que todos estos años habría sido una pieza importante en el Madrid de Zidane, aunque habría sido difícil encontrarle hueco en el mejor momento de la BBC y el centro del campo formado por Casemiro, Kroos y Modric.

Arjen Robben

En su día, Ramón Calderón prometió de manera machacona los fichajes de Kaká, Cesc y Robben, aunque solo pudo firmar al último de ellos. Estrella del Chelsea y de su selección, Robben brilló en el Real Madrid desde su llegada al Bernabéu, eso sí: siempre que las lesiones le respetaran, cosa que ocurría con menos frecuencia de la deseada.

En su primera temporada ganó la liga con Schuster en el banquillo, pero en la segunda las cosas no salieron bien: fue el año en el que Juande Ramos sustituyó al alemán en el banquillo. Al término de aquella temporada, Florentino regresaría a la presidencia y lo haría con Kaká, Benzema y Xabi Alonso bajo el brazo, además del fichaje de Cristiano, ya cerrado por Calderón. Un desembolso importante que requería de ingresos en caja, y Robben fue uno de los elegidos para hacer las maletas.

Su marcha por 25 millones a Bayern fue criticada por la afición, que veía en el veloz extremo holandés uno de los mejores futbolistas del equipo. Con 25 años, su rendimiento fue óptimo desde su aterrizaje en Alemania y se convirtió en una referencia del club bávaro y parte de Robbery: esas vertiginosas bandas formadas por Ribéry y el propio Robben, que ha regresado recientemente del retiro para volver a marcar con su primer equipo como profesional.

Claude Makélélé

Después de levantar la Novena en 2002 y la liga en 2003, se consideró que la figura de Makélélé era prescindible: un error mayúsculo. El francés se trataba de un futbolista eminentemente defensivo, y para qué tenerlo en el centro del campo si se podía llenar el XI de jugones. No tardó mucho en quedar patente que el ex del Celta era imprescindible en el equilibrio del equipo entrenado por Del Bosque, y parte importante de la balanza que en su parte ofensiva conformaban Raúl, Figo, Ronaldo o Zidane.

El gran beneficiado fue el Chelsea de Mourinho (aunque llegó un año antes con Ranieri), que encontró en el Madrid una pieza clave para su reinado en la Premier: llegó con treinta años y dio cinco de un extraordinario rendimiento. Incluso fue con 33 parte esencial en la Francia subcampeona del mundo de 2006, formando un muro junto a Vieira en el centro del campo.

En el Madrid llegó en su lugar Beckham, buen futbolista que incluso centró su posición cuando estaba habituado a la derecha, pero ni él ni nadie en el Madrid podían hacer lo que Makélélé. Pasaron muchos años y muchos centrocampistas, y nadie hizo olvidar al galo: Diarra, Emerson, Pablo García, Gravesen, Gago… una travesía por el desierto. Solo Lass Diarra se acercó (aunque Mahamadou tampoco desentonó en sus primeros años), y fue Xabi Alonso, con otras características, quien por fin brilló en el mediocentro madridista. Después llegó Casemiro, otro titán del puesto de ‘5’.

Esteban Cambiasso

Y no, no nos hemos olvidado de Cambiasso: de todos los centrocampistas pos-Makélélé, quizá el argentino fuera el mejor de ellos, pero apenas se le dio bola en el Bernabéu. Llegó de forma mediática con quince años al Madrid como una gran promesa, pero tuvo que volver a Argentina unos cuantos años para madurar su juego con Independiente y River Plate. Cuando regresó ya no tenía esa vitola de gran esperanza para el futuro, pero había demostrado en su país que era un centrocampista de gran talento.

En su primer año, con Del Bosque en el banquillo, fue entrando poco a poco en el equipo, pero todavía estaba Makélélé y le cerraba el paso al equipo titular. Posteriormente, el francés se marchó al Chelsea y llegó Queiroz al banquillo blanco. En un año que empezó muy bien y acabó muy mal, Cambiasso apenas tuvo oportunidades, al término de la temporada concluía su contrato y no renovó con el Madrid.

El argentino hablaba hace algunos años de su estancia en el Real Madrid, y afirmaba que no entraba en el modelo de entonces, que abogaba por Zidanes y Pavones, es decir, estrellas y canteranos. Y aunque sus características no fueran iguales, comparó su ausencia con la de Makélélé en el sentido de que su trabajo se nota más cuando no está:

“A Makelele le pasó lo mismo. No se le consideró hasta que se fue. Somos jugadores que hacemos mucho trabajo para un equipo y que cuando se va, se nota.”

El Inter estuvo atento y se hizo con el ‘5’ argentino, uno de los mejores fichajes que ha hecho el club nerazzurro: Cambiasso fue un futbolista determinante en el equipo italiano durante una década, primero en las ligas de Mancini y después en el triplete de Mourinho.

En una época en la que pocos centrocampistas se asentaron en el Madrid, Cambiasso podría haber sido un futbolista importante como lo fue en el Giuseppe Meazza.

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