Parecía que el Barcelona vs Ferencvaros (5-1) iba a ser un partido plácido para los culés… y lo fue. Nada mejor que comenzar la UEFA Champions League ante un rival sin el empaque de otros con mayor solera y en un escenario como el Camp Nou. Fue un duelo sin mucha historia en el que pasó lo que tenía que pasar, pero en el que también ocurrieron cosas dignas de mención.
¿Sentenciado Griezmann? Ya, ya sé que es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero teniendo en cuenta que el próximo rival del Barça no es otro que el Real Madrid y que la situación entre el galo y su entrenador no parece atravesar su mejor momento, la suplencia de Griezmann en pos de Trincao puede ser una declaración de intenciones del preparador holandés. Es evidente la carga de encuentros que acumula el francés, pero no lo es menos que ante la escuadra húngara disponía de una oportunidad de oro para reivindicarse. Sí que lo hizo Trincao, que aunque tampoco firmó la actuación de su vida, sí estuvo más participativo y activo que su competencia. Cierto es, no obstante, que el Ferencvaros se presentó en el Estadi con la firme intención de no salir escaldado, pero tampoco el Barça pisó en exceso el acelerador. Así que el sábado comprobaremos si lo de Griezmann va o no en serio.
La ‘vuelta’ de Ansu Fati. Andábamos un poco empachados del joven futbolista en las últimas semanas tras su buen arranque, en el que brilló con la Roja y posteriormente con la azulgrana. Pero los elogios de la prensa hacia la joven perla culé se rebajaron tras sus últimas apariciones, en las que, como es obvio, no pudo ofrecer todo el repertorio de fútbol que acumulan sus precoces piernas. Pues bien, el chaval volvió por sus fueros marcando el segundo tanto del Barcelona ante el Ferencvaros y sacándose de la chistera un fantástico pase a Coutinho en el tercero. Puntos de sutura para la boca de sus críticos y, lo que es mejor, buenas sensaciones de cara a lo que se avecina, que no es poco: después del Clásico, la Juventus en Turín.
La absurda expulsión de Piqué. Ganaba el Barça 3-0, dejando pasar el reloj, sin protagonizar ―porque tampoco hacía falta― una actuación memorable cuando en una contra Nguen cayó dentro del área y el colegiado señaló el penalti y expulsión de toda la vida. Se habla sobre si esa norma o no está obsoleta, sobre si ya no existe aquello del penalti y expulsión porque «la pena máxima ya compensa esa clara ocasión de gol». Lo que también se dice, y a lo que imagino se ha agarrado el colegiado, es que la roja se mantendrá siempre y cuando el último hombre ―como en este caso Piqué― no tenga intención alguna de disputar el balón. El defensa, además de marcharse a los vestuarios, se perderá el duelo ante la Juventus… con la escasez de centrales que integran el vestuario barcelonista. Teniendo en cuenta la placidez del partido, ¿no hubiese sido mejor encajar el 3-1 ―que igualmente terminaría llegando desde los once metros― que ser expulsado antes de tiempo y, sobre todo, no estar en un choque vital como el de la segunda jornada de Champions? Para un servidor, fallo tremendo de cálculo de Piqué.
Dembélé y Pedri reclaman protagonismo. Bien es cierto que uno ve a veces jugar a Ousmane y se pregunta cómo el Barça llegó a pagar 105 millones (más variables) en un futbolista tan anárquico y errático como el galo. Luego, cuando hace alguna de sus jugadas, como la que protagonizó en el tanto que sirvió a Pedri, se me pasa. Pero de Dembélé me sigue faltando más. Está bien que coja minutos, y sobre todo, un ritmo de competición que cada año se ve lastrado por las lesiones. De su compañero canario, que costó nada y menos, nada que objetar. Marcó y siguió ofreciendo argumentos para que a Koeman le crezcan las dudas. Su inclusión en los encuentros, sin embargo, me parece adecuada. Tiene 17 años y la cabeza, como Ansu Fati, bien amueblada. Así que piano piano, que ya llegará el momento de asumir más responsabilidades.
