“No te pierdas la monumental pitada que tendrá lugar en el campo del Barça, el insulto a todo un país, de lo que se hablará en todas las tertulias, lo que será el principal titular gane quien gane… mientras España se rompe a pedazos”, no anunciaron por vergüenza torera.
Rememorando los hechos del mismo duelo copero de 2009, las televisiones y la prensa se encargaron de recordar a las aficiones de lo que quizá, sin tanto bombo, no se hubiese producido con tanta sonoridad. Llegó la final de Copa y el respetable recibió su dosis de circo hasta con cierta perplejidad, como si no se lo esperaran. Subiendo el volumen del sonido ambiente para añadirle esa porción de tragedia a algo tan absurdo e intrascendente en la cotidianidad de un español cualquiera, como pitar el himno patrio.
Es lo que queríais, lo estabais deseando. No sé de qué os sorprendéis.
Con todos los ingredientes en el cóctel, ya tenemos cabreada a la masa: a los madridistas porque ha “insultado” al madridismo y a los españoles, porque el tipo es catalán y no tiene reparo en reconocerlo. Y la masa, o el rebaño, como ya sucedió en la final de Copa, se anima. No puede ni debe decepcionar. Putada: no juega Piqué de titular. No importa, con un poco de suerte sale en la segunda parte. ¡Toma! Efectivamente, sale. Y lo pitan. Silencio, que de esta mierda se hablará hasta el día que nos dé la gana. A falta de fútbol, buena es la polémica. Las portadas hablan de pitos, no de fútbol. Otra vez.
Es lo que queríais, lo estabais deseando. No sé de qué os sorprendéis.