Han hecho unos cuantos cambios de cromos, pero todo sigue igual en el Vicente Calderón tres meses después de la mejor temporada de su historia, porque el que los intercambia es la pieza del éxito. El Atlético de Madrid del Cholo Simenone sigue siendo una máquina engrasada aunque haya retocado algunas piezas importantes de su once, porque su estilo ha calado tanto durante los últimos años que hasta un recién llegado sabe a dónde llega, cuál será su cometido.
El conjunto colchonero consigue su segunda Supercopa de España tras imponerse por 1-0 al Real Madrid en el partido de vuelta (2-1 en el resultado global). Lo hizo gracias a un gol de Mario Mandzukic tras un inicio de partido que llevaba el sello rojiblanco. Intensidad endiablada, fútbol directo y batalla campal en cada balón dividido. Así fue como tras un par de toques desde el saque de Moyá, el delantero croata definió por bajo mano a mano ante Casillas.
Con la ventaja en el marcador, el Atlético fue rebajando paulatinamente su presión, y el Madrid se hizo con el mando. De hecho, los de Ancelotti cuajaron una primera parte bastante buena más allá del resultado. Xabi Alonso filtraba el juego hacia la banda de Carvajal, muy activo en ataque, donde se asociaba con Benzema y un James Rodriguez que, aunque sustituyó a Cristiano, dispuso de mucha libertad por el frente de ataque madridista. El colombiano fue el mejor de su equipo, liderando las mejores jugadas y rozando el gol tras un par de disparos de gran peligro.
Con la desventaja en el marcador, Ancelotti creyó necesario dar entrada a Cristiano Ronaldo desde el inicio de la segunda parte. Era comprensible, pero no tanto que el sacrificado fuera Kroos. Ese cambió marcó un punto de inflexión en el partido, a partir del cual el Real Madrid sufriría para recuperar el balón y masticar sus jugadas, mientras que el Atlético seguía cómodamente asentado en defensa, pero con mayor facilidad para aguantar la pelota y escondérsela a su rival.
Este cambio no significaba sólo quedarte sin el equilibrio y criterio de Kroos, sino alejar a James, que estaba siendo el mejor del ataque blanco, del área colchonera. Y James evidenció que aún no está preparado para ejercer de volante en el Madrid. Al menos no para partidos de esta índole. El Madrid se partía en el centro continuamente. El Atlético alcanzaba terreno enemigo con facilidad, ya fuera con contragolpes o balones largos buscando el poderío aéreo de Mandzukic y Raúl García. Los dos fueron una pesadilla para Sergio Ramos y Varane, ambos superados y manfiestando que están muy lejos aún de su mejor nivel.
Triunfo justo para un Atlético de Madrid que ha demostrado la misma seguridad y garantías en su juego que nos mostró la temporada pasada, y que afrontará la defensa de su título liguero con un estado de forma espectacular desde el primer día. Por su parte, el Real Madrid podrá sacar muchas conclusiones interesantes de este choque una vez consiga digerir la derrota. Una de ellas, que James tiene unas condiciones muy prometedoras, pero están muy lejos de convertirlo en un recambio para Di María…