Ibrahimovic y Thiago Silva lideraban aquel Milan en 2011. Junto a ellos, ilustres veteranos del Calcio como Nesta, Gattuso, Pirlo y Zambrotta daban empaque, oficio y buen hacer al equipo rossonero, Pato y Robinho ayudaban al gigante sueco en tareas goleadoras, Seedorf daba sus últimas clases magistrales y por ahí asomaba un joven llamado Kevin-Prince Boateng, después trotamundos del planeta fútbol. A los mandos, Massimiliano Allegri comenzaba a hacerse un nombre entre los técnicos más cotizados del continente. Era el último Milan campeón, un equipo heredero del que reinó en Europa unos años atrás con Ancelotti al frente, antes de que las limitaciones económicas y las decisiones cuestionables impidiesen renovar el equipo como un gigante de Europa demandaba. Comenzaba una travesía por el desierto que ha tocado a su fin 11 años después, cuando el Milan ha vuelto a levantar por fin el Scudetto.

Y no ha sido una revolución la que ha propiciado el regreso del Milan a lo más alto de Italia, tampoco una inversión millonaria procedente de fuera: han sido los aciertos y el buen hacer de sus responsables. Ha sido Paolo Maldini, antes leyenda del club y ahora un director deportivo que sabe lo que se hace, ha sido la elección de Stefano Pioli como técnico, y también los fichajes acertados y necesarios para reconducir el equipo. Ha sido el regreso de Ibrahimovic, que insufló veteranía y carácter a un grupo muy joven pero con talento. El sueco regresó al Milan para volver a hacerlo grande, como no podía ser de otra manera, aunque a sus ya 40 años se haya perdido muchos partidos por lesión que sin embargo no le impidieron dejar un buen número de goles en la primera mitad del campeonato.

Zlatan regresó a Milán cuando ya parecía de vuelta para el más alto nivel, después de su aventura en Estados Unidos, pero nada más lejos. Otro veterano como Kjaer fichó por el Milan cuando ya parecía haber dejado atrás sus mejores años, y sin embargo, aún le quedaba lo mejor, tanto en la Serie A como con su selección. Su grave lesión allá por diciembre fue un duro golpe para el equipo: sin Ibra, que no podía jugar con regularidad, y sin Kjaer, que decía adiós a la temporada, parecía que el Milan perdía dos pilares fundamentales, pero los de Pioli demostraron que el equipo prevalecía por encima de todo, que funcionaba más allá de sus nombres.

La temporada de Leao

Giroud, fichado el pasado verano para aportar goles y oficio, ocupó el lugar de Zlatan, pero quien realmente ejerció de referente en ataque fue Rafael Leao. El extremo portugués, fichado en 2019 del Lille, ya demostró condiciones en pasadas temporadas, pero ha sido esta campaña cuando ha terminado por explotar a sus 22 años hasta el punto de ser nombrado mejor jugador del campeonato. Su explosividad, potencia, regate y acierto de cara al gol han sido sus credenciales.

Por su parte, Kjaer encontró su sustituto en quien pocos esperaban: Pierre Kalulu, joven zaguero francés que llegó prácticamente a hurtadillas en 2020 procedente del filial del Lyon y que no había pasado de relevo ocasional, mostró una solvencia que le hizo merecedor del puesto. Junto a él, en el centro de la zaga, un descarte del Chelsea como Tomori fue otro fichaje muy acertado. Y qué decir de Theo en el costado izquierdo: después de su irregular paso por Madrid y Real Sociedad, Maldini confió en él para convertirlo en uno de los mejores laterales del mundo.

Otro jugador que ha crecido exponencialmente este año ha sido Sandro Tonali hasta convertirse en el faro del centro del campo. Un futbolista que defiende, trabaja, distribuye y llega al área rival. Y además, uno de esos jugadores que llevan al club en la sangre: el italiano se ha convertido por méritos propios en uno de los emblemas del club. Su rendimiento obligó a Pioli a romper su inamovible doble pivote con Kessié y Bennacer, dejando en el banquillo a este último después de su buen rendimiento en campañas anteriores.

Maignan, un gato para la portería

Kessié, importante hasta su último partido, no renovará su contrato como tampoco lo hizo Donnarumma el pasado año, pero no se pudo encontrar un sustituto mejor para la portería: Mike Maignan, fichado del Lille, se ha revelado como un gran guardameta, seguro y con una agilidad felina.

Buenos fichajes en todas las líneas, futbolistas a los que Pioli ha sacado el mejor rendimiento. Y eso que otro jugador que no renovó su contrato como Calhanoglu (que se fue al eterno rival en la ciudad para ganar el Scudetto) no tuvo un sustituto claro en la mediapunta: Brahim Díaz parecía el elegido, pero solo ha dejado destellos. El Milan no cuenta con tantos nombres propios ni una plantilla tan profunda como puedan tener Juventus o Inter, especialmente en ataque, pero ha sabido sacar partido a sus recursos y funcionar como un bloque a lo largo de la temporada.

El Inter, campeón el pasado año con Antonio Conte y ahora con Simone Inzaghi tras su buen papel en la Lazio, fue un duro e incansable perseguidor con Lautaro, Dzeko, Skriniar, Barella, Perisic, Bastoni, Dumfries… No obstante, el Milan ha sabido mantener su escueta ventaja con seis victorias en los seis últimos partidos: a la hora de la verdad, el Milan supo competir y no le pesó en absoluto el “mal de altura”.

Once años después de innumerables cambios en la plantilla, directiva, cuerpo técnico, de tiranía juventina y de no poder pelear con los mejores, el Milan encontró el camino hacia la victoria. No fue fácil, pero mereció la pena.

Sobre el autor Ver todos los posts Web del autor

Gabriel Caballero

Periodista
[email protected]