España pone fin a su andadura en esta Euro2016 en los octavos de final. La campeona no podrá reeditar el título después de sufrir un baño a manos de Italia (2-0), que saltó al terreno de juego con más agallas, carácter y ganas de pasar de ronda. Básicamente el partido se podría resumir en eso, en que los italianos ni mucho menos hicieron uso del catenaccio y sí optaron por agarrar la pelota y crearle peligro a De Gea, despertando la incertidumbre de los once de la Roja que no podían creer lo que estaba pasando. Italia fue mucha Italia y España no cumplió con lo único que se le pedía antes del encuentro en Francia: dominar el juego, tener paciencia, aborrecer al rival con las armas que le llevaron a cotas mayores no hace tanto.
Del Bosque volvió a apostar por los mismos jugadores que en los tres anteriores partidos y pronto se vio que no había sido una buena idea. No sería justo señalar a nadie en concreto, pero España andaba como un toro desbocado por el césped, como pollos sin cabeza ante el autoridad de su rival. Hubo incontables acercamientos en un primer tiempo para olvidar de los nuestros y uno de esos inolvidables para Italia. Estaba claro que el cántaro se iba a romper y así fue. Una falta al borde del área que golpeó Éder la acabó rechazando De Gea para poner en bandeja el tanto a Chiellini. Los desbarajustes en la zaga española se habían convertido en la tónica general y para entonces no sé si hacía falta el descanso o sacar la bandera blanca.
La segunda parte comenzó con un guion similar. Aduriz entró por Nolito y el plan apenas varió. Para más inri, el delantero del Athletic terminaría lesionado y acabaría entrando Pedro, que cumplió su misión de hacer piña en los últimos minutos. Pullitas aparte, Italia quitó el pie del acelerador y España empezó a tocar con más frecuencia el balón. No una locura, pero lo suficiente para mantener la portería intacta y generar peligro en la de Buffon. Si no fuese por De Gea, en vez de dos podrían haber sido cuatro o cinco. En este sentido, poco o nada que reprochar al guardameta. Por lo demás, en el arreón final (con Lucas Vázquez muy bien) España tuvo el empate que podría haber forzado la prórroga, pero se pasó del posible 1-1 que tuvo Piqué en sus botas al definitivo 2-0 que situó Pellè en el alargue. Una despedida siempre es amarga y amargados acabamos los españoles tras ponernos la miel en los labios en los dos primeros partidos y terminar como se ha terminado.
Habrá tiempo de desmenuzar este KO y las consecuencias que acarrea. La continuidad en el cargo de Del Bosque es una de ellas. Y el adiós a jugadores que lamentablemente no han estado a la altura o que, sencillamente, deben abrir paso a nuevos futbolistas, son otras cosas que habría que comentar. De momento, la Eurocopa nos dice “ciao, España”.
- Lo mejor: Las paradas de De Gea y el atrevimiento de Lucas Vázquez.
- Lo peor: La imagen. España sabía que se iba a encontrar una selección con cara y ojos. Pocos dieron la cara y casi nos sacan los ojos.