Se anunciaba un infierno en San Paolo, y a punto estuvo de sumir al Real Madrid en un incendio. Suerte que por allí andaba Sergio Ramos, apagafuegos últimamente habitual que esta vez se salió de la zona Cesarini para adelantarse un poco y evitar tensiones de última hora. Menos épico, pero más práctico. Dos cabezazos suyos sentenciaron en la segunda parte al Nápoles, que al abrigo de su apasionada gente estaba siendo hasta entonces un más que digno rival y que se había adelantado con gol de Mertens, dejando la remontada en un solo tanto tras el 3-1 del Bernabéu. Pero apareció el zaguero sevillano para arreglar el desaguisado de un equipo que no encontraba las vías para imponerse, rematando Morata en los minutos finales el 1-3 con el que allanaba su camino a los cuartos de final de la Liga de Campeones.
Como se esperaba, San Paolo entró en ebullición desde el mismo pitido inicial y alentó a los suyos hacia una victoria para la que Sarri sabía qué teclas tocar. Tocaba apretar y eso es lo que hicieron sus jugadores desde el primer momento, asediando el área madridista. Lo intentaron primero con disparos lejanos con más ganas que tino, recordando quizá que Keylor no atraviesa sus mejores momentos como pudo comprobar Insigne en la ida. Con Diawara y Allan imponiendo su fuerza en el centro del campo, el Partenopei volcó sus ataques en la zona izquierda donde se movían Insigne y Hamsik, todo un director de orquesta. Junto a Mertens metieron en un brete a la zaga madridista y a un Casemiro que se veía desbordado.
Apenas le duraba el balón a Kroos y a Modric frente al empuje italiano, y Cristiano, Benzema y Bale esperaban demasiado arriba un balón que no llegaba: no será este el partido que apacigüe las críticas sobre la BBC. No está Modric además en su mejor momento, y sin el croata al 100%, la luz del centro del campo blanco pierde intensidad.
Con Callejón un poco apagado, cosa rara esta en una excelsa temporada del exmadridista, el peligro del Nápoles estaba en el mencionado tridente y entre los tres cocinaron el gol local: Insigne entró desde la izquierda al centro para dársela a Hamsik, que de primeras cedió a Mertens con una gran asistencia que el delantero no desaprovechó, cruzando ante la salida de Navas. Extraordinaria la evolución del belga, que ha pasado esta temporada, primero por exigencias del guion y después por convicción, de buen extremo como jugador número 12 a ‘nueve’ implacable.
Las escasas oportunidades que tuvo el Real Madrid para acercarse al área de Reina estuvieron en los achaques defensivos de su rival, tanto por nombres como por planteamiento: el equipo se iba arriba con celeridad, porque es su esencia y el marcador así lo demandaba, dejando huecos en los que además Koulibaly tuvo un par de errores: el senegalés tiene buenas condiciones defensivas pero con el balón flojea. El Madrid intentó aprovechar la zona izquierda por la que estaban Koulibaly y Ghoulam pero su mejor oportunidad en la primera parte nacería en la otra banda, desde donde Kroos cedió a Benzema quien, bordándose el 10 en la espalda, dio un gran pase entre líneas que Cristiano envió al palo tras regatear a Reina. Poco después llegaría la réplica napolitana, rematando también Mertens a la base del poste de Keylor.
Kroos y Ramos certifican la remontada
Tras un primer tiempo en el que el Nápoles se dio motivos para creer en la remontada, no mejoraron mucho las cosas para los de Zidane tras el descanso: todo parecía seguir igual y al Madrid le tocaría sufrir para sobrevivir en San Paolo. Pero como narraron en la televisión italiana, tuvo que aparecer “precisamente él, sempre lui“: Kroos botó el córner con la precisión habitual y Ramos se elevó sobre todos los presentes para cabecear el balón a la red. Seguro que los defensas lo saben, los entrenadores más aún, pero como si fuese algo imposible de defender, algo que surge espontáneamente, volvió a suceder como en tantas otras ocasiones. El colmo ocurrió cinco minutos después, cuando desde el otro costado, el centrocampista alemán volvió a ponerla y Ramos volvió a rematar para marcar el segundo, esta vez tras tocar en Mertens. La UEFA otorgó finalmente el segundo tanto a Mertens en propia puerta: “me han quitado el doblete”, reconocería Ramos tras enterarse. Lo de Kroos centrando y Sergio Ramos rematando va camino de convertirse, aunque sea a balón parado, en una sociedad registrada ante notario como antes lo fueran Michel y Hugo Sánchez, Amavisca y Zamorano, Beckham y Van Nistelrooy (más en Manchester que en Madrid)…
Si el primer tanto templó los encendidos ánimos napolitanos, el segundo provocó un silencio sepulcral: ya había que marcar cuatro tantos, y la eliminatoria se escapaba para el buen equipo azzurro, que no obstante siguió buscando sin éxito la portería madridista. Con el 1-2 en el marcador Zidane movió el banquillo dando entrada a Lucas Vázquez por Bale primero y después a Morata e Isco. El delantero, que ya conocía San Paolo de sus aventuras juventinas, se encargó del tercero al cazar un rebote en el área tras disparo de Cristiano. Fue el colofón a una noche que terminó por un camino muy distinto al que parecía llevar la primera parte, con algunas cosas sobre las que tendrá que pensar el Real Madrid tras el festejo y con un héroe ya tradicional.
Foto |AFP
En NdF | Medio carné para cuartos