Dejando a un lado la poca entidad del rival, la selección española arrancó su camino hacia la Euro 2016 con mejor imagen que la demostrada ante Francia en el amistoso de la pasada semana. La goleada ante Macedonia (5-1) permite sacar ya las primeras lecturas de la nueva lista de Vicente del Bosque, que ha apostado por futbolistas prometedores y estrellas consolidadas para llevar a cabo la transición.
David Silva ha pasado de ser un refuerzo de lujo a pieza indiscutible en este equipo. La renovación de La Roja le abre las puertas y el jugador del City acepta el desafío. El canario se desenvolvió ayer bien entre líneas, se erigió como el periscopio del equipo y tuvo protagonismo en ataque internándose por la banda izquierda con velocidad. Si bien su movilidad y toque permitirá prolongar en el tiempo el estilo que ha llevado a la selección a los éxitos que la han catapultado hasta lo más alto, cierto es también que su obsesión por centrar su posición y abandonar poco a poco la banda hace recordar los vicios que no se deberían repetir. Demasiado jugador en tan pocos metros delante del área facilita a los rivales plantar una defensa sólida que impida que el balón circule en vertical. Ensanchar el campo será vital. Echar de menos a un futbolista como Jesús Navas cumple con cualquier lógica.
Pero la movilidad arriba, nada que ver con el partido ante Francia, no sólo fue cosa de Silva, Koke y, en menor medida, Cesc (no tuvo su mejor encuentro ayer el futbolista del Chelsea, aunque se espera de él que asuma el rol de líder en la medular). La movilidad, decía, también fue cosa de un futbolista que se ha ganado desde las categorías inferiores de España estar en el 11 titular de Del Bosque. Paco Alcácer es el nuevo 9 de España y en su primer encuentro oficial con la absoluta se estrenó haciendo lo que mejor hace: marcar. El futbolista del Valencia salió favorecido por la lesión de Diego Costa (y por qué no decirlo, por las dudas que el hispano-brasileño genera) y puede ser la gran apuesta del seleccionador, junto con el joven Munir El Haddadi, que no exento de polémica con el país de sus padres, Marruecos, certificó ayer su compromiso con España. Vaya por delante que con la lesión de Costa, Del Bosque no pensó ni Llorente ni en Aduriz, por mucho que a ambos les vayan bien las cosas de cara al gol. Quizás no le guste llamarlo revolución, pero está claro que Del Bosque aprovecha la disyuntiva para dejar el pasado atrás.
Hasta Francia 2016 queda un camino largo por recorrer. Por el momento, España se ha sacudido los últimos lamentos post-Mundial ante un rival asequible y mira el futuro con optimismo. No le queda otra. Debe dejar atrás las decepciones, las retiradas y las críticas para progresar. Los tres primeros puntos son un primer paso, pequeño, pero hacia adelante al fin.