No contaba con Argentina

Paso a paso, ronda a ronda, y Argentina se plantó en la final. Reconozco que no contaba con la albiceleste, que creía que caerían en alguna ronda cuando algún equipo les “apretase de verdad”, pero ahí están. “Tienen un grupo asequible, pero en octavos será diferente”; “en cuartos no tendrán tanta fortuna”; “las semifinales son palabras mayores”. A ver qué buscamos para la final, “es Alemania” podría ser, pero ya no me fío. Con Messidependencia o sin ella, sin gustar, sin arrollar en un solo partido, pero están en la gran final 24 años después.

Ahora ya nadie recuerda la ausencia de Tévez, tan comentada antes del Mundial, aunque si la fortuna no les sonríe en la final habrá quien se acuerde del Apache. Menos recuerdan a Willy Caballero, otra de las grandes ausencias: “se lleva al suplente del Mónaco”, y resulta que Romero se ha convertido en uno de los mejores porteros del Mundial y en héroe de más de un partido, evocando incluso a Sergio Goycoechea en los penaltis ante Holanda. Jugadores de talento como Pastore, Banega y Lamela se quedaron fuera y Sabella se llevó a Gago, que cuenta con una legión inconmensurable de haters. El Pintita ha jugado todos los partidos del Mundial excepto las semifinales, y eso no se lo quita nadie. Lejos quedan sus tiempos en el doble pivote con Diarra.

Uno repasaba la convocatoria de Argentina y las posibilidades del once y encontraba un claro déficit entre defensa y ataque: una gran delantera, sí, pero con el ya mencionado portero suplente del Mónaco, una defensa con Fede y Demichelis y sin lateral izquierdo. Y en el centro del campo, además del ídolo Gago, un devaluado Mascherano tras un año irregular en el Camp Nou. Pues resulta que Argentina se ha destacado por su solidez defensiva y le cuesta horrores marcar gol. Uno ya no entiende nada. No ha recibido un solo tanto en las eliminatorias, y solo Bosnia y Nigeria han sabido marcar a Romero. En cambio, sólo han marcado dos goles desde octavos que les han valido para plantarse en la final. Ah, y Rojo se convirtió en uno de los mejores laterales zurdos del campeonato y Mascherano arrasa en su vuelta al mediocentro.

Desglosando el ataque nos encontramos de todo: la ya célebre reserva de Messi se quedó en la fase de grupos, donde tiró de los suyos él solito y parecía que ganaba solo el Mundial como Maradona en el 86, pero no ha sido tan decisivo en las eliminatorias, a Agüero no le han sido propicios los augurios, e Higuaín ha sido motivo de chanzas aunque tuvo su momento de gloria ante Bélgica. No me olvido, por supuesto, de Di María, el ángel de la selección y un futbolista básico. No es la mejor selección argentina de la historia pero están en la final, en 2002 parecía que se comerían el mundo y no pasaron de la fase de grupos. Así es el fútbol.

“Tendrán que mejorar” ha sido un comentario habitual alrededor de la albiceleste, sobre todo tras pasarlas canutas ante Irán, pero no les ha hecho falta hasta el momento. Comenzó siendo el Mundial de las sorpresas americanas con los goles de James en Colombia, la solidez de Chile, la mayúscula sorpresa de Costa Rica, la batalladora México, Luis Suárez y Cavani en Uruguay, el orgullo yankee o los buenos momentos de Brasil, ¿y Argentina?, “pasando con lo justo”, pero será la representante americana en la final. Tampoco les ha importado mucho aquello de las selecciones revelación, cuyo título muchos depositaban en Suiza y sobre todo en Bélgica: un gol a cada una y a la siguiente ronda.

No ha sido el Mundial de mis pronósticos, España no ganará el Mundial, Benzema no será el máximo goleador ni Ross Barkley el futbolista revelación. Por si fuera poco señalé a Argentina en el papel de decepción, y a ver cómo defiendo esta postura con la albiceleste en la final. Para la próxima ya lo sé: con Argentina hay que contar siempre.

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Gabriel Caballero

Periodista
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