joaquin betis

Se empieza a sospechar del rendimiento de un futbolista en cuanto superar la barrera de los 30 años. Es a partir de ese doble dígito cuando la sombra de la retirada planea sobre el jugador en cuestión y, suele ser a partir de edad, cuando una mala actuación se achaca a su veteranía, pues evidentemente el tiempo pasa y «ya no es el de antes».

Está claro que el tiempo no perdona para nadie, y en muchos casos, menos para los futbolistas. Tras una larga trayectoria, los problemas físicos se amontonan, la chispa de velocidad ―para el que la tiene― desciende y, en definitiva, la presión a la que ha sido sometida el cuerpo hace mella en su productividad.

Se ha visto recientemente en Can Barça, donde por prácticamente unanimidad, se exigía rejuvenecer una plantilla, o un grueso de la misma, que superaba los treinta y tantos. En este sentido, han abandonado la disciplina azulgrana jugadores como Luis Suárez (33), Arturo Vidal (33) o Rakitic (32) que, pese a ser muy aprovechables, de alguna manera no ‘podían’ seguir siendo piezas clave en el ecosistema culé.

Es decir, que la columna vertebral de una plantilla de la exigencia del Barcelona esté cimentada en jugadores ‘mayores’ obligaba, visto lo visto la última temporada, a deshacerse de (algunos de) ellos. Eso, y la masa salarial y todo el caos que envuelve al cuadro catalán. Sin embargo, la llegada de Pjanic (30) y el adiós de Arthur (24) también generó debate: ¿no se trataba de rebajar la edad media del vestuario? Sí, pero también ―pensaría Bartomeu― de cuadrar las cuentas.

Tras pensarlo un poco, si uno se poner a ver los partidos que Pjanic se ha perdido en los últimos años y los compara con los que, por lesión, no ha jugado Arthur, el problema de la edad vemos que no lo es como tal. De hecho, a corto plazo, parece más eficiente fichar un tipo que sabes que no se pasará media temporada en la enfermería que mantener a otro que algún día debería explotar pero que, entre pitos y flautas, nunca lo hace.

Por eso, si hay alguien que puede defender a capa y espada la teoría de que «la edad no importa» ese es sin duda Joaquín Sánchez. El paradigma de futbolista que, habiéndose cuidado, habiéndole respetado en mayor medida las lesiones, ha conseguido alcanzar prácticamente la cuarentena rindiendo como un chaval.

Como si Joaquín desayunara cada mañana el elixir de la eterna juventud, a sus 39 años es consciente, tanto él como su entrenador, que quizá no está para jugar los 90 minutos. Pero su incidencia en el juego del Real Betis no se ve perjudicada cuando lo hace. En lo que va de curso ―cinco jornadas― ha sido titular en cuatro encuentros y ha jugado de media unos 60-70 minutos. En una de las dos derrotas de su equipo, fue suplente.

Pero sin duda, una de las mejores jugadas las protagonizó en la última fecha. Cuando ya no podía más, cuando había pedido el cambio por agotamiento, el cronómetro marcaba el minuto 74, diez más de los que normalmente juega, pero agarró el balón en el centro del campo, inició un eslalon en el que dejó atrás a Kondogbia gracias a su famoso sprint y sirvió, ya en el interior del área, para que Tello transformara el 0-2 ante el Valencia.

Su imagen, tendido en el verde, celebrando el tanto como si fuera propia, reflejaba el sacrificio de un futbolista que sigue desmintiendo que «la edad importa». Aguantó hasta el 80’, cuando Pellegrini le sustituyó, en el duelo en el que más minutos tuvo hasta el momento. Lo mejor de todo es que nadie exige a Joaquín que se «el de antes», que finte al defensa por la derecha y cuelgue un balón medido. Su nuevo rol, más en zona interior que exterior, también le permite firmar jugadas impensables, a priori, para un tipo que roza los 40.

En el Benito Villamarín los cantos de sirena acerca de su renovación han comenzado a escucharse. Y el capitán verdiblanco, con su habitual guasa, ya ha reconocido que «desde arriba están acojonados porque lo ven venir otra vez. No es algo que me preocupe, lo importante es que el equipo siga ahí arriba y eso significa que pueden venir cosas buenas».

Si no pasa nada raro lo lógico es que prolongara su vinculación y celebrara ese cambio de década en su DNI con el Betis. Rodeado de un buen equipo, de futbolistas con ‘más piernas’, con las ideas del Ingeniero, Joaquín podría jugar hasta cuando quisiera. Es lo que tiene desayunar, cada mañana, el elixir de la eterna juventud.

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Fernando Castellanos

Periodismo deportivo. En NdF desde 2006. Hacer todo lo que puedas es lo mínimo que puedes hacer. [ Twitter]