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El Athletic Club sumó sus 3 primeros puntos de Liga ante el Eibar, en un partido sin claro dominador que podría haberse decantado para cualquiera de los dos lados. Los de Garitano, finalmente, se han llevado el gato agua gracias a un doblete del centrocampista Unai López, quien en una única jornada ha superado su registro goleador de la pasada campaña. Pese a la victoria, el conjunto bilbaíno no da muestras de ser un equipo fiable, capaz de poder tener el control de los partidos, lo que reduce sus posibilidades de poder competir por los puestos más altos.

Si analizamos el once tipo del Athletic, podemos observar como cuenta con grandes jugadores en distintas posiciones: un portero joven y solvente como Unai Simón; laterales fuertes y profundos como Yuri y Capa; una de las mejores parejas de centrales de la Liga, Yeray e Íñigo Martínez; un ‘10’ de buen toque y gran técnica como Muniain; un auténtico todoterreno con capacidad goleadora como Raúl García y a uno de los delanteros más rápidos del campeonato, Iñaki Williams. Con esta plantilla, en la que varios jugadores han sido o son internacionales con ‘la Roja’, muchos pensarían que se podría aspirar, al menos, a los puestos de Europa League. Sin embargo, viendo el rendimiento del tramo final de la pasada temporada y como empieza esta, parece que desde Bilbao se firma acabar en mitad de la tabla sin pasar grandes apuros, otro año más.

Existen, bajo mi parecer, varias flaquezas en el proyecto:

Falta de un 9 de referencia

Ante un Aduriz dando sus últimos coletazos como jugador de fútbol (¡y qué coletazos!), desde el club se veía a Iñaki Williams como el perfecto heredero de Aduriz en la punta de ataque. Nada más lejos de la realidad, pese a su gran rendimiento Williams no es un goleador, sus 6 goles en la pasada campaña lo certifican. El equipo necesita a ese delantero de referencia capaz de fijar a las defensas y que te asegure más de 10 goles por temporada. Rol que adquirió el pasado curso el reconvertido centrocampista navarro Raúl García, que con sus 15 dianas ligueras permitió al equipo poder aspirar, hasta las últimas jornadas, acercarse a Europa.

Problemas en la medular y desacierto en los fichajes 

En el centro del campo solemos ver a Dani García y al goleador de esta jornada, Unai López. Jugadores de mucho trabajo que no destacan por su capacidad para organizar el juego. Hace un par de veranos sonó la opción de Mikel Merino, un jugador idóneo para cumplir esa función. Pero, finalmente, el ex del Newcastle apostó por el eterno rival, la Real Sociedad, dando un nivel más que notable en el conjunto donostiarra. Ese mismo verano, el conjunto rojiblanco repescó al extremo Ibai Gómez, que venía de una más que sensacional temporada con el Deportivo Alavés. Para disgusto de los leones el regreso de Ibai no fue el esperado, terminando el campeonato con un rol secundario.

Poca capacidad de mejora del equipo

Más allá del once inicial, existe un problema de fondo de armario. Los jugadores que están surgiendo de Lezama no están aportando lo suficiente para convertirse en agitadores de los partidos más enquistados. Jugadores como Iñigo Córdoba, Sancet, Mikel Vesga o Kodro no parecen recambios de garantías para poder ser, algún día, piezas relevantes del once titular. La imposibilidad de poder fichar jugadores extranjeros limita mucho al club, a la hora de reforzar ciertas posiciones que requieren de un perfil de jugador determinado.

El problema de vivir de las rentas 

Junto a Barça y Madrid, el Athletic es el único equipo español que no ha descendido nunca a segunda división en toda su historia. Es decir, ha jugado durante todos los años de su existencia en la máxima competición. Este hecho puede convertirse en un arma de doble filo, por un lado, da entidad y grandiosidad al club, pero, por otro lado, puede llevar a los jugadores al conformismo. Una vez se ha conseguido una suma importante de puntos el equipo se relaja pensando que se ha cumplido el objetivo principal, hecho que conlleva una pérdida de ilusión por conseguir objetivos más ambiciosos.

La esperanza copera 

Estos últimos años, a diferencia de los 80’s y 90’s, el Athletic no está preparado para competir con los equipos más poderosos de la Liga. Pese a ello, los leones han visto en la copa del rey un filón para mantener a la hinchada ilusionada con la posibilidad de poder conseguir algún título. Recordemos que aún está pendiente la final de copa del rey del año pasado, en forma de derbi vasco, entre el Athletic y la Real. Ganar este título ante el eterno rival y poder volver a sacar la Gabarra*, 37 años más tarde, podría ser un buen motivo para que estos jugadores y este proyecto recobren la ilusión por aspirar a cotas más altas.

*En 2015 se decidió no sacar la Gabarra tras conquistar la Supercopa de España ante el Barça, al considerarse un título menor. 

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Dani González