Luis Suárez puso fin a su particular semana de locos de la mejor manera posible: marcando dos goles y dando una asistencia en apenas 20 minutos de concurso. Es lo que le bastó para sumarse a la fiesta del Atlético ante el Granada (6-1) tras unos días en los que su nombre y su rostro acapararon todas las portadas.
El martes todavía pertenecía a la disciplina del Barcelona, que a última hora, cuando se daba por hecho su llegada al Wanda Metropolitano, se desmarcó pidiendo un traspaso. Finalmente lo consiguió, aunque seguramente lejos de las expectativas. Logró que en variables el cuadro rojiblanco pudiera terminar pagándole unos seis millones de euros.
Al día siguiente, tras una rueda de prensa en la que se mordió la lengua más de la cuenta, se despidió entre lágrimas del que había sido su club durante los últimos seis años. El jueves se hizo efectiva su llegada a la capital: fue presentado, con el ‘9’ a la espalda, y el viernes se puso a las órdenes del Cholo Simeone.
El argentino, que fue preguntado en vísperas del encuentro liguero ante los nazarís si Luis Suárez tendría minutos, lo tenía claro: tendría minutos sí o sí. Y dos entrenamientos después, el ariete saboreó lo que se siente al llegar y besar el santo en un debut que en lo personal, es probable que le sepa a gloria.
El uruguayo entró por Diego Costa en el minuto 71 y aprovechó para subirse a la ola del espectáculo que había iniciado Joao Félix. Convirtió en oro todo lo que tocó: primero con una asistencia a Llorente y acto seguido con un doblete que ponía el broche a su semana más frenética desde que llegó a España.
Seguramente Luis Suárez, en cuando coja el tono físico que exige el Atlético, partirá en infinidad de ocasiones como titular. Pero quizá el rol que tuvo ante el Granada es el que perfectamente podría haber llevado a cabo en el Barcelona. Y que muy probablemente, no estaba dispuesto a soportar.
El delantero, a sus 33 años, va a seguir marcando goles. Que a nadie le quepa duda. Lo lleva en la sangre e incluso en su peor temporada, la anterior, fue el cuarto máximo realizador en Liga con 16 dianas. No hay más que ver futbolistas que, superados la treintena, siguen cazando tantos como si nada. A saber: Benzema, Iago Aspas, Jaime Mata… o lejos de nuestras fronteras, Cristiano Ronaldo, Lewandowski o Ibrahimovic, por poner solo unos ejemplos.
Luis Suárez, además, tiene esa espinita, ese resquemor ante quienes dudaron de él ― seguramente su expresidente― de reivindicarse. Aunque su historial hable por sí solo. Pero esa motivación extra más el atractivo proyecto que se ha encontrado a las órdenes del Cholo, probablemente le sirvan para querer seguir resarciéndose.
Será curioso ver y leer el pedazo delantero que ha dejado escapar el Barça cada vez que el ‘Pistolero’ desenfunde su arma. Y más cuando los culés anden escasos de pólvora. Es algo que se sabía que iba a pasar y no por ello, poner fin a su etapa en el Camp Nou es un error. El fallo hubiese sido mantener en la plantilla a un jugador que exige ser titular siempre, que a su vez es el segundo mejor pagado de la plantilla y cuya jerarquía en el vestuario era absoluta.
Nueva ciudad, nuevo estadio, nueva camiseta, nuevo entrenador… El contexto que se encontrará Luis Suárez en el Atleti es el perfecto para empezar de cero. Lo necesitaba el uruguayo y probablemente, aunque sus dianas se echen de menos en el Barcelona, también lo necesitaba el cuadro culé. De momento, más que de cero, Luis Suárez ha comenzado de dos. De dos golazos ante el Granada que permiten escribir a los atléticos escribir en su cabeza la palabra ilusión.
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