Derroche de espesura el mostrado por el Barça en Getafe, en un encuentro en el que los de Ronald Koeman, que habían comenzado el curso con buen pie, recordó al de hace unos meses. Será cosa del ‘virus FIFA’ o, seguramente, del incansable trabajo de su rival, pero la segunda mitad que se marcó el conjunto azulgrana fue un pequeño tributo a ese equipo que lejos de calzarse el mono de trabajo y perseverar en busca del empate ―o de la victoria― , divagaba entre imprecisión e imprecisión. Mientras tanto, los de Bordalás perdonaban la sentencia.
La primera derrota de la era Koeman llegó en una semana marcada por los compromisos internacionales y el buen hacer, en uno de ellos, de Griezmann. El francés reclamó su porción de protagonismo en el esquema culé de la misma forma que lo tiene en el de Deschamps, pero tampoco partiendo desde una posición más adelantada, de pseudonueve, logró desenquistar su divorcio con la buena suerte. En las botas del francés estuvo el 0-1, pero mandó al limbo el esférico en un mano a mano con Soria que, dado el resultado final, no hace más que incrementar las dudas que ya ciernen sobre él.
La Griezmann llegó a la media hora y será comentada por tertulias varias para seguir crispando el ambiente que, ya de por sí, anda un tanto enrarecido por el cruce de declaraciones con su entrenador. La que también aparecerá, pero nadie discutirá, es la que Messi mandó al larguero en el comienzo del envite o la que ya en las postrimerías, cuando apenas quedaba tiempo para más, envió fuera. El estatus de Leo, y más en su actual situación ―termina contrato, esta vez sí, el próximo 30 de junio― no invita a que sea uno de los señalados. Ni por el entrenador ni por sus compañeros.
En cualquier caso, la primera mitad del Barça en el Coliseum, con Pedri más activo que Dembélé, ambos titulares en detrimento de Ansu Fati y Coutinho. El canario, sobre todo, demostró tener agallas y excedente de energía; el francés, por su parte, es un ‘caso Griezmann’ pero alternado con lesiones de gravedad. En cualquier caso, al ‘Mosquito’ le sigue faltando rodaje, partidos y continuidad para saber si lo que se supone que es capaz de hacer, lo puede llegar a hacer. Ambos terminaron abandonando el terreno de juego cuando Jaime Mata no perdonó desde los once metros y situó el 1-0 a los 56 minutos.
Buscó Koeman un poco de claridad en ataque, pero únicamente encontró espesura. Ansu Fati no se marchó ni una vez de su par, cada vez que quiso encarar; Coutinho no llegó a conectarse con el contexto del envite y más tarde, ni con más madera como Trincao o Braithwaite, los acercamientos al área azulona fueron dignos de mención. Incluso terminó jugando Riqui Puig, por si sonaba la flauta. Y la que casi suena fue la local, ya que primero Cucurella casi termina en gol una acción en la que encontró un perfecto pasillo hasta plantarse en el área y en el 90’ fue el Cucho que calcó la definición de Griezmann en el primer periodo para perdonar el 2-0.
El Barça de Koeman terminó ‘asetienizado’, sin encontrarse a sí mismo y neutralizado por un contrario que una vez más, supo jugar de manera maravillosa sus cartas. Primer KO del técnico justo ahora que se vienen las curvas en la competición: primero, con la Champions entre semana ―por ‘suerte’ ante el Ferencvaros― y después, el plato fuerte, el clásico del próximo sábado ante un Real Madrid ―que para su ‘suerte’ también― llega en horas bajas.