En su segunda etapa en el Real Madrid, Fabio Capello quiso blindar el centro del campo con un doble pivote formado por Emerson y Diarra, poco que ver con el Redondo-Seedorf de su primer periplo en el banquillo madridista. No será aquí donde se cuestionen los métodos del míster italiano, pero aquello no era una oda al fútbol. La cosa mejoró en el centro del campo cuando se levantó el castigo a Beckham, del que había declarado que no volvería a jugar por haber confirmado su fichaje por Los Ángeles Galaxy al término de la temporada. Era la liga del Tamudazo, que concluyó con el título para el Madrid tras una épica remontada.
Viene a cuento aquello porque el Madrid actual también se ha querido blindar en el centro del campo, aunque Valverde y Casemiro tengan poco que ver con Emerson y Diarra. No le ha resultado fácil a Zidane dar con la tecla adecuada pero, desde que el uruguayo forma parte habitual del once titular, el equipo ha ganado en estabilidad atrás y ha permitido a otros compañeros tener más protagonismo ofensivo.
Para incluir al Pajarito se ha tenido que tocar ese centro del campo formado por Casemiro, Kroos y Modric que tantas alegrías ha dado al Bernabéu, pero Valverde no ha dejado lugar a las dudas desde que irrumpió en el campo. Mientras Casemiro sigue a lo suyo como centrocampista más posicional, Valverde se ubica como interior de largo recorrido que recupera balones y se incorpora al ataque para hacer gala de su disparo, con el que ya ha marcado un par de goles.
La presencia de ambos ha sido una liberación para Kroos, que esta temporada está merodeando más que nunca el área rival pareciéndose al mediapunta de sus inicios sin olvidar su rol como centrocampista creativo. Modric, que ya cuenta 34 primaveras, ha jugado los últimos partidos en los que Kroos ha descansado demostrando que todavía le queda fútbol en sus botas. Contra la Real Sociedad certificó la victoria con un buen gol.
Mientras el verano pasado iban saliendo centrocampistas como Kovacic, Llorente o Ceballos, Fede Valverde siempre fue un fijo en la plantilla para Zidane, y ahora está justificando esa confianza. Seguramente el técnico francés quería que Pogba ocupase ese lugar en el XI, pero la imposibilidad de su fichaje abrió la puerta del equipo titular al internacional uruguayo, que no desaprovechó la oportunidad. Una oportunidad que antes tuvo James por las lesiones de Valverde y Modric pero que, aun dejando buenos detalles, no era el centrocampista que buscaba Zidane.
Pocos imaginaban a principio de temporada, mientras desfilaban los nuevos fichajes y se hablaba de Pogba, Eriksen, Van de Beek y compañía, que la solución estaba escondida en la plantilla sin hacer mucho ruido.