Hace años se decía que Berlusconi instaba a sus entrenadores en el Milan a jugar con dos delanteros, que él quería ver al equipo jugar así. Shevchenko y otro más, posiblemente Inzaghi. Antes era lo normal jugar con dos puntas, ya fuese en un 4-4-2 en línea o en rombo, o con cinco defensas, tres centrocampistas y dos delanteros, generalmente uno con mayor movilidad o recursos técnicos y otro más rematador. Raúl y Morientes. Roberto Baggio y Vieri. Pero el 4-3-3 llegó para quedarse, con un único delantero flanqueado por dos extremos y dos interiores que llegan desde el centro del campo. El Real Madrid se acogió a esta fórmula en los últimos años, con la BBC arriba y Modric y Kroos de interiores, pero también introdujo la variante de incluir a Isco por delante de los centrocampistas y detrás de Cristiano y Benzema en una especie de rombo, aunque sin claros jugadores de banda aparte de los laterales. Ante el Betis recurrió a ese sistema, con Odegaard de enlace y Benzema y Jovic en punta: luces y sombras en una sufrida victoria por 2-3, la primera de la temporada.

Que Benzema es más que un ‘9’ se ha dicho ya muchas veces: quizá no tenga el instinto rematador de los grandes goleadores, pero tiene gol y suma muchas otras cosas. No obstante, las circunstancias han hecho que sea siempre la referencia arriba, incluso cuando compartía delantera con Cristiano en un 4-4-2. Con Jovic es diferente: el serbio sí cumple con el encargo de ser el futbolista más adelantado, y Benzema aprovechó tal circunstancia para moverse más libremente por todo el frente de ataque sin la obligación de ser la punta de lanza. La jugada del primer gol y la posterior es un buen ejemplo: dio la asistencia a Valverde desde la zona derecha del ataque, y en la siguiente jugada, asistió desde la izquierda para que Jovic se la dejase a Ramos, que erró una clara ocasión de aumentar la ventaja.

Jovic, apagado pero decisivo

Que Benzema sea uno de los destacados del Madrid, si no el que más, no es noticia desde hace un par de temporadas, y con un 9 al lado suma matices a su juego. Jovic no estuvo tan brillante: al delantero serbio le sigue costando, no se le ve rápido en sus movimiento y le falta un punto de confianza, aun así, fue decisivo en una jugada en la que, después de un buen control orientado con el pecho, se quedaba solo ante Robles y Emerson le derribó fuera del área, lo que significo la expulsión del brasileño. Tengo la impresión de que Jovic tendría un amplio margen de mejora con unos cuantos partidos seguidos, pero ya se sabe: el Madrid exige inmediatez, y a los delanteros, en concreto, números.

Más tarde entró en su lugar Borja Mayoral, protagonista de una jugada que acabó con penalti de Bartra. Son distintos: posiblemente Jovic tiene más recursos pero es más frío, mientras que Mayoral, que también tiene los suyos, pelea cada balón desde el primer momento. En eso se parece a Mariano, aunque nadie iguala al hispanodominicano en la garra que pone en cada jugada, y que apenas ha tenido oportunidades a pesar de que suele aprovecharlas.

Son las tres opciones que tiene ahora mismo Zidane para acompañar o relevar a Benzema, y parece que ninguna de ellas termina por convencer. De hecho, Zidane, que ante la pregunta por fichajes suele responder que confía plenamente en los suyos, ha manifestado últimamente que hasta el cierre de mercado todo puede pasar. Hace unos días se hablaba de que Cavani había sido ofrecido, hace algunos más, se aseguraba desde Italia que Lautaro estaba fichado, quién sabe si con algún fundamento. Le hace falta gol al Madrid, y marcar tres al Betis en el Villamarín (uno de Valverde, uno en propia meta y otro de penalti) es meritorio, pero no debería distraer la realidad. Y si no llega nadie, y a la espera de ver cómo pasan las semanas para Hazard, Jovic tendrá que hallar ese punto de confianza que le haga parecerse al de la Bundesliga.

         

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Gabriel Caballero

Periodista
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