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El Barça, entre el deseo y la (cruda) realidad

Aprovechando el parón por selecciones es buen momento de reflexionar un poco sobre la situación del Barcelona en la actualidad.

Recapitulemos: el 14 de agosto el Bayern le endosó al Barça ocho goles que desencadenaron un terremoto en la institución, aunque más de puertas hacia fuera que hacia dentro. Setién pagó los platos rotos, llegó Koeman, se fue Abidal y Bartomeu se aferró al cargo como un bebé a su chupete. El 25 de agosto Messi anunció que plegaba y, con ello, llegó otra tormenta casi perfecta si no llega a ser porque Bartomeu siguió a lo suyo y el argentino tuvo que recoger cable y resignarse a quedarse. Un día más tarde, se inició ese voto de censura que los medios de desinformación trataron como si de una anécdota se tratara  y que sin embargo, el pasado mes de octubre terminaron recogiendo la histórica cifra de 20.721 firmas gracias a las redes sociales. A partir de ahí comenzó un tira y afloja para decidir qué fecha era la elegida para llevar a cabo la votación y aunque la intención del entonces presidente no parecía otra que dilatar hasta el infinito y más allá todo el proceso para tratar finalmente que no se llevara a cabo, el tiro le salió por la culata y, antes de pasar a la historia ―que pasará, de todas maneras― como el primer presidente al que dan matarile tras una moción, dimitió el pasado 28 de octubre alegando que su máxima preocupación no era otra que la salud de ‘sus’ socios.

Así que desde entonces el Barcelona se encuentra gobernado por una comisión gestora que no le va a la zaga a Bartomeu en tanto en cuanto de su incompetencia. Su misión no era otra que decidir qué fecha era la escogida para las elecciones. Y hace unas semanas, en una rueda de prensa en la que únicamente habló Carles Tusquets porque los periodistas no pudieron preguntar, dijo que serían en una fecha cercana a las navidades. Pues bien, o en casa del presidente interino del Barcelona el árbol está colgado hasta carnaval, o directamente toma por tontos a los socios. Y es que será finalmente el 24 de enero de 2021 cuando se lleve a cabo el sufragio que decidirá, al fin, al nuevo mandamás culé. Para entonces quedarán escasos días para el cierre de mercado invernal ―31 de enero― y Messi llevará otros 24 días negociando con el club que más le apetezca su futuro lejos de la Ciudad Condal. En esencia, los dos grandes quebraderos de cabeza del Barça ahora mismo, más allá de todo lo que rodea lo económico y que si el nuevo presidente descubre levantando las alfombras, podría hacer estallar la cabeza a más de uno. Básicamente, si la idea de la moción era acortar los plazos de cara a las elecciones, ha salido rana. Y no precisamente porque Bartomeu tomara su mejor decisión desde que accedió al cargo, sino porque el que le ha seguido ha demostrado tener menos luces que un barco pirata.

Así que la incertidumbre y la rabia es el sentir que ahora mismo transita por el cerebro de un culé medio. En la prensa cada día ofrecen nuevos nombres de posibles jugadores de teóricos candidatos que supuestamente han llegado a un acuerdo con equis futbolista que termina contrato tal año y que ilusionaría muy mucho a la culerada. Meh. Humo. También se habla de que la gestora, la misma que ha elegido la peor fecha posible para las elecciones, podría incluso fichar en enero a Eric García, Depay y a Misco Jones 33. ¿Con qué potestad? Con la que únicamente sobrevuela en sus cabezas. Una gestora cuya única decisión era escoger qué fecha era la idónea en un plazo máximo de tres meses y que escoge la última semana del tercer mes es la misma que supuestamente acometerá los fichajes de dos jugadores que ni su predecesor pudo llevar a cabo en verano. Es de locos. Mientras tanto el equipo vive un poco al margen del caos institucional que sigue reinando en el club y que ni con el adiós de Bartomeu se ha relajado. Koeman y los suyos van haciendo, pero salvo giro inesperado, todo apunta a que será de transición. Lo cierto es que al aficionado barcelonista todavía le queda por delante una montaña rusa de emociones. Y que van desde saber qué precandidatos superan el corte para ser candidatos, de todos ellos quién alcanza la presidencia y si el nuevo dirigente será capaz de convencer ―si es que de eso se trata― a Messi. Se vienen (más) meses moviditos en el Camp Nou.

Imagen | Desorden Creativo

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