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Continuamos en Notas de Fútbol esta serie de píldoras en forma de posts en los que comentaremos lo mejor y lo peor que nos ha dejado esta Liga recién finalizada, con el Real Madrid como campeón, y en el que analizaremos, con nombres propios, los protagonistas para bien y para mal de un campeonato extraño por las circunstancias que, como cada temporada, nos ha dejado una serie de héroes y villanos. En este tercer capítulo toca juntar letras sobre el jugador revelación.

No son pocos los hallazgos que hemos tenido esta temporada en LaLiga y es por ello que no ha sido tarea fácil escoger al futbolista revelación. En febrero, Gabriel hizo una lista de quienes habían sorprendido para bien e iba muy bien encaminado. Martin Ødegaard, Ferran Torres, Diego Carlos, Ansu Fati, Chimy Ávila, Fede Valverde, Alexander Isak o Ferland Mendy son merecidos finalistas de una distinción en la que ni mucho menos desentonarían Carlos Fernández, Take Kubo, Felipe, Marcos Llorente o Lucas Ocampos, quienes también pujan por ser el mejor fichaje. Sin embargo, el arriba firmante se ha decantado finalmente por el noruego que capitanea el cuadro.

Y es que de la irrupción de Odegaard en nuestro campeonato se ha beneficiado, y de qué manera, una Real Sociedad que el verano anterior apostó por su juventud y no dudó en reclamar su cesión por dos temporadas al Real Madrid. Pronto muchos se cuestionaron si el mediapunta realmente cumpliría su estancia en San Sebastián o el conjunto blanco lo reclamaría antes de tiempo. Y es que el rendimiento ofrecido en su primera campaña con cara y ojos en la élite ha sido de sobresaliente, comandando al conjunto de Imanol Alguacil en su pelea por meterse en Europa. Algo que con la sexta posición cosechada, finalmente lograron en la última jornada.

La historia de Odegaard es bien conocida por todos: a la tierna edad de 16 años, siendo ya internacional absoluto, firmó por el Real Madrid como una de las más firmes promesas del fútbol escandinavo. De hecho, en 2015, el técnico del Copenhague, Stale Solbakken, veía en él al mejor jugador jamás visto desde Michael Laudrup. Ya se sabe que el elogio debilita, y más cuando a duras penas acabas de entrar en la adolescencia. Así que Odegaard no lo tuvo fácil a la hora de soportar la presión, pero el tiempo está demostrando que calidad, a raudales, posee. Tras abandonar el Strømsgodset IF, al que llegó con ¡13 años! al primer equipo, se enroló en el Castilla. En 2016 debutó en Liga con Real Madrid, siendo el jugador más joven que jamás lo ha hecho de blanco con 16 años y 157 días.

Viendo que sus oportunidades en el primer equipo no eran las esperadas, entre 2017 y 2019 jugó como cedido en dos clubes de la Eredivisie: el Herenveen y el Vitesse. Fue el paso previo a su salto, esta vez sí, a una Liga que lo terminaría vistiendo de txuri-urdin, previa renovación como madridista hasta 2023.  Odegaard, jugando justo por detrás de la línea de tres ofensiva de la Real Sociedad, ha destapado el tarro de las esencias, no haciendo ascos a tener el balón y desenvolviéndose como pez en el agua en las acciones rápidas de contraataque. Su maravillosa zurda ha sido autora de 6 asistencias y cuatro dianas (seguramente su asignatura pendiente de cara al futuro), sin amilanarse ni esconderse a la hora de conducir las situaciones ofensivas de los suyos.

El noruego se ha mostrado como un centrocampista con mucho recorrido, que pese a ser muy completo, tiene todavía mucho camino para seguir creciendo. Quizá esa sea su mayor baza, ya que a sus 21 años su evolución no hace más que incrementarse. Sus problemas en la rodilla derecha, tras el parón, evitaron que completara una temporada mágica, pero su compromiso con los realistas fue intachable. En unos meses, tocará disfrutarlo también en Europa. Y seguramente, en unos años, liderando la zona de máquinas del Real Madrid. Por lo pronto, es el jugador revelación de LaLiga 2019/2020.

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Fernando Castellanos

Periodismo deportivo. En NdF desde 2006. Hacer todo lo que puedas es lo mínimo que puedes hacer. [ Twitter]